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ADAPTACIONES A LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EJERCICIO

  • 9 jun 2023
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 20 jul 2023


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Las adaptaciones son los cambios que se producen en los distintos órganos y sistemas cuando se hace ejercicio de forma regular y que tienen un doble objetivo: por un lado, reducen el trabajo y el estrés físico del organismo cuando realiza un esfuerzo determinado y, por otro, aumentan la potencia máxima y la cantidad máxima de trabajo efectivo que se pueden realizar.


Vamos a hablar de los cambios que se producen entre los deportistas de resistencia aeróbica: remeros, ciclistas, nadadores y corredores de fondo entre muchos otros.


En general, estas adaptaciones disminuyen el riesgo de que nos pase algo, tanto en reposo como durante la práctica de la actividad física, y son las responsables del efecto protector del ejercicio. Desde el punto de vista cardiológico son especialmente interesantes y aportan un importante beneficio las adaptaciones neurohormonales, las metabólicas, y las cardiovasculares. De forma muy superficial, aumentan los estímulos nerviosos que ponen al corazón, y al organismo en general, en modo de reposo (sistema nervioso parasimpático o vagal), disminuyen los estímulos que lo ponen en modo activo (sistema nervioso simpático) y mejoran las respuestas hormonales y metabólicas que se producen tanto en reposo como en esfuerzo. El resto de las adaptaciones tendrán mucho interés desde el punto de vista del bienestar, de otras enfermedades y del rendimiento deportivo.


Las adaptaciones que se producen en el corazón se conocen como corazón del deportista. Éste se caracteriza por el aumento del tamaño de todas las cavidades cardiacas, ritmos cardiacos lentos en reposo y mayor eficiencia de la mecánica del corazón y bombear más sangre en cada latido..

La frecuencia cardiaca (FC) disminuye tanto en reposo (en raras ocasiones incluso a menos de 30 lpm, sobre todo en el periodo nocturno) como a intensidades de trabajo fijas. Si antes corriendo a 10 Km/h mantenía una FC de 140 latidos por minuto (lpm) ahora quizás vaya a 125 o 130 lpm, por ejemplo.

Además, mejora el funcionamiento de las propias células musculares, el aparato respiratorio y el funcionamiento de todos los órganos y sistemas en general.

Cuando uno deja de ejercitarse, todos estos beneficios van perdiéndose progresivamente, la mayoría en tan solo un mes y prácticamente todo en 2-3 meses, sobre todo en individuos previamente sedentarios.


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